El cuaderno de dibujo es un gran aliado a la hora de trabajar en una lámina en la que la finalidad es mostrar las singularidades de un lugar o edificio.

Muchos os preguntáis … ¿Por qué no una foto?
Bien, las fotos son de gran ayuda pero no nos aportan toda la información necesaria para comprender el lugar. Basarse en una sola imagen puede llevar a cometer errores en la comprensión de volúmenes, omisión de elementos y perdida de información.

La fase inicial en la que se recaba información es laboriosa, requiere de ver el elemento in situ y a menudo se alarga más de lo previsto. Pero se ha de tener en cuenta que es la cimentación sobre la que se construye nuestro trabajo, de ello depende que los siguientes pasos no se hagan una bola en el mejor de los casos o que el resultado no tenga sentido y tengamos que volver al punto inicial de toma de datos en el peor de los casos.

De este modo, ir al lugar o ver el elemento en persona, realizar esquemas y apuntes rápidos (no han de ser bonitos, son notas) para ordenar las ideas es de gran ayuda. Puedes añadir ideas, cotas y anotaciones junto a los dibujos apoyándote en documentación auxiliar, todo lo necesario para poder entender el elemento. Eso si, no pierdas de vista tu objetivo ya que has de enfocarte en la información necesaria para darle respuesta y obviar el ruido que lo rodea.

En mi caso, y los que me me habéis visto trabajar sabéis bien a lo que me refiero, prima el dibujo ya que soy de las que piensan:

Si no soy capaz de dibujarlo es que no lo entiendo.


Se trata de ir poco a poco sacando capas de información de forma sistemática para comprender mejor las proporciones generales, geometría, huecos, salientes e ir avanzando en los detalles hasta llegar a la ornamentación. Requiere pararse a observar, analizar y descomponer lo que vemos en pequeños pedazos para poder unirlos mas adelante.
De este modo, como si lo estuviésemos construyendo en la realidad, iremos incorporando elementos al esquema inicial y controlaremos que el resultado final tenga sentido.

Sin agobios, poco a poco y sin emborronar la idea inicial.

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